La resiliencia, es una competencia necesaria e imprescindible para enfrentar las dificultades. Es un término ampliamente utilizado hoy en día, un término complejo que ha sido muy manejado en ámbitos como la psicología y el trabajo social pero que ahora se utiliza en otros muchos ámbitos como el educativo, el político …etc.
Con resiliencia hablamos de elasticidad, de flexibilidad, la capacidad de recuperarse y adaptarse de las amenazas, del estrés, de situaciones traumáticas, por las que puede pasar una persona a lo largo de su vida.
Reconoce la capacidad, las herramientas, el potencial de una persona, de forma positiva, para enfrentar las adversidades.
Véase, por ejemplo, la resiliencia de algunas de las personas que sobrevivieron al holocausto. Un gran libro que lo refleja perfectamente es: “El hombre en busca de sentido” de Víctor Frankl.
Resiliencia en definitiva es confiar en uno mismo, el conocimiento de uno mismo, autocontrol, persistencia, compromiso, control de las emociones, sentido del humor, motivación y desde luego, fe (no me refiero a la religiosa). Una persona resiliente, confía y cree que tiene capacidades suficientes para actuar de forma que sea capaz, de modificar la situación en la que se encuentra y salir adelante.
En el contexto educativo y familiar, se deberían experimentar y entrenar situaciones que permitan el desarrollo de la resiliencia. Estrategias para desarrollar la resiliencia, favoreciendo las capacidades y fortalezas de las personas, la autoestima, la confianza, la cooperación y amabilidad con uno mismo y con los demás
En mi opinión, en la actualidad, nada más lejos de la realidad, aunque por supuesto si echamos la vista atrás, cambiante y esperanzador.
Edith Grotberg, investigadora argentina, define la resiliencia como: “la capacidad humana universal, para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas o incluso ser transformado por ellas”.
Hay estudios que indican que el amor es prioritario para el correcto desarrollo del ser humano. Al ser queridos, somos conscientes de nuestra propia existencia y de la existencia de los demás por lo que será más fácil que desarrollemos la capacidad de compartir, de cooperar, de empatía, elementos fundamentales de la resiliencia.
