Lo que Anatomía de Grey aporta a la novela romántica

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Creo que ya he dicho en alguna ocasión lo mucho que me gusta Anatomía de Grey, es una de mis series de cabecera y soy de las que odian las tramas médicas, la sangre y lo todo lo que tiene que ver con vísceras. Bueno, no lo odio, pero intento evitar las series de médicos.

Pero Anatomía de Grey no es una serie solo de médicos.

No, Anatomía de Grey también es una serie romántica que para mí está entre las mejores. Es cierto que lleva muchas temporadas a sus espaldas, pero creo que está envejeciendo muy bien. Os voy a comentar detalles de la serie que pueden considerarse spoiler.

Un principio fantástico

Si algo nos engancha de un buen libro es su principio. Pues Meredith Grey tiene una entrada por lo alto en nuestras vidas: acostándose con un chico que, el primer día de trabajo, sabrá que es su jefe. Aunque ahora nos parezca algo un poco visto, pensad que la serie lleva ya trece temporadas. En su momento, fue muy original.

Además, cuando vas conociendo a los personajes, nos damos cuenta de lo bien estructurados que están, de las carencias que tienen y de todo lo que nos van a sorprender.

Las mujeres al poder

Anatomía de Grey es una serie de médicos, es una serie romántica, pero esencialmente es una serie de mujeres. Y, en su gran mayoría, la novela romántica es novela con mujeres fuertes como protagonistas, como las que salen en esta ficción. Mujeres sin miedo a hacer lo que se proponen, algo que, cuando lo leo, me encanta.

El amor tiene sus límites

Si has visto esta serie y no te has enamorado de Derek, te lo aviso ya: no tienes alma. Derek es fantástico, un hombre con el que todas podemos soñar, pero la historia de Meredith y McDreamy es un devenir con una moraleja: el amor tiene sus límites. Hasta estando casados y con una niña (luego tendrán más) pasan por una serie de complicaciones que rozan el límite del amor.

Puedo vivir sin ti, pero no quiero

Cuando Cristina Yang se va a Suiza, le dice a Meredith que el sol es ella, que no debe girar en torno a su relación con Derek, que ella es, sin lugar a dudas, la protagonista de su vida. Bien, estas palabras hacen que la siguiente temporada sea muy oscura en torno a la relación de Derek y Meredith, y ella termina diciéndole estas palabras a su marido: «Puedo vivir sin ti, pero no quiero». Que me parece el resumen perfecto de cómo debe ser una relación. Sin dependencia absoluta, entre dos personas que tienen su vida y que se han dado cuenta de que, si las unen, serán mucho más felices.

Giros locos y terribles

Esto ya es un poco más personal. Hay libros fantásticos que nos cuentan el día a día de una chica con una vida más o menos normal. Tengo en la cabeza varios muy buenos. Pero llamadme loca, pues los giros inesperados (aunque los podías intuir) y un poco trágicos me gustan mucho. ¿Meredith metiendo la mano en el cuerpo de un hombre para detener una bomba? Bien. ¿Un señor loco perdido que quiere hacer una matanza en el hospital? Pues oye, no está tan mal. ¿Un accidente de avión donde mueren dos protagonistas y quedan algunos lisiados? Pues no lo veía venir, no. ¿Que dejan a Cristina tirada en el altar, después de tener que depilarse las cejas por exigencia de su suegra? Burke, de ti no me lo esperaba… Y así hasta doce finales impactantes y algún capítulo suelto que te deja pegada a la silla.

El amor verdadero existe y da para mucho más

Aquí voy a hacer un gran spoiler, uno muy muy grande. Si no has visto la temporada once… ¡huye!

El amor verdadero es algo que nos encanta leer o plasmar en los libros románticos y, para mi gusto, el de Derek y Meredith lo es. Con altos, con bajos y con medios. Lo es. Pero cuando él muere, no se acaba la vida de la doctora Grey. No. Es más, hasta está embarazada y tiene a su tercer hijo. Toda una locura.

Pasa el tiempo, ella se recupera y no tiene que quedarse sola. Es por eso que no creo que querer a Riggs sea como ponerle los cuernos a McDreamy. Cuando comencé a leer novela romántica, había varias reglas que siempre se cumplían y que un día os hablaré de ellas. Una de las más odiosas era que la protagonista, o el protagonisto, solo podían tener un solo amor en todo el libro. Eso se acabó.

Carrera e hijos son conceptos compatibles

En Anatomía de Grey los niños aparecen y desaparecen, el hospital donde trabajan tienen un fabuloso servicio de guardería. Pero durante toda la serie vas viendo como la mezcla de madre y mujer trabajadora no es incompatible. Y, además, está el personaje de Cristina que no quiere ser madre para no frenar su carrera profesional, ya que ella no sabría compaginarla. Hay un capítulo fantástico en el que vemos su vida con hijos y sin hijos. Me encanta que no se siga el estereotipo de que todas las mujeres quieren ser madres, no. Si quieren ser madres lo pueden ser y si no, pues no. Chimpun.

Secretos reales

Todos los personajes guardan algo detrás del telón. No son planos. Hasta los más secundarios pueden tener una historia. Claro, en una serie de trece temporadas parece algo lógico. Pero a mí me recuerda a las sagas de libros largas tipo familias, donde cada uno tiene algo que aportar a su propio libro. Hay personajes, como Jo, que pasan temporadas introduciéndose, haciéndose con el espectador y ¡zas! saca su secreto a la luz. Uno que siempre ha tenido y que te hace atar cabos.

Cómo lidiar con la tragedia

Si en algo vamos sobrados en Anatomía de Grey es de drama. ¡A todo el mundo le pasa algo! La que no pierde una pierna, se muere, se divorcia o enferma de cáncer. Y, con tanto personaje, han sabido muy bien cómo lidiar con todos estos problemas. Pero a mí, especialmente, me encanta la coherencia de Meredith a la hora de afrontar lo peor de su vida. Es estoica y seria.

Los héroes pueden ser de carne y hueso

En uno de los últimos capítulos que he visto decían esa frase, y yo solo he podido pensar en los personajes masculinos increíbles de algunas novelas románticas. Tan perfectos, lo hacen todo, no se equivocan y dan un poco de asco, la verdad. Eso es algo que no verás en Anatomía de Grey, todos la terminan liando. Si bien Derek es fantástico, mete la pata mil veces. Hasta Owen, que parece un caballero victoriano, es humano. Es algo que han sabido plasmar muy bien. Lo bueno y lo malo de los héroes masculinos.

Y hasta aquí mi idea de todo lo que deberíamos aprender las escritoras de romántica de Anatomía de Grey. ¡Qué no es poco! ¿Crees que también deberíamos aprender de otras series? Dímelo en los comentarios.

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