Cuando se lee por vez primera a Fiódor Dostoievski, se tiene la sensación de que algo en el mundo anda mal. Y no es para menos, Dostoievski utiliza la mente y el alma como personajes en la mayoría de sus obras e inevitablemente el lector siente que algo está fuera de lugar.
La culpa, el odio y el rencor relucen en toda su magnificencia en cada texto del escritor ruso. Crímen y castigo es sin duda una obra que refleja el punto anterior; un chico en la miseria que decide cometer un crímen para salir de sus apuros económicos y que plantea de manera brillante una cuestión universal: ¿El fin justifica los medios?
De manera lateral se abordan temas como la culpa, el deber, el honor y la conciencia. Temas de difícil tratamiento pero afrontados de manera inteligente por el autor.
Es difícil no nombrar Los Hermanos Karamazov como otra de las obras fundamentales del autor. Una historia llena de matices psicológicos, políticos y sociales que se entrelazan en una novela exquisita y tortuosa. Además de aportar una interesante critica a la iglesia y al estilo de vida contemporáneo.
A 142 años de su muerte, se ha dicho casi todo acerca de Dostoievski; hacer reseñas sobre sus obras y hablar sobre su vida es la forma más común de homenajear a una autor de este calibre. Pero el mejor homenaje que se le puede brindar, es apreciar su obra a través de la lectura.
