Del griego hydor, que significa agua. Sin agua no hay vida. La vida nació en los océanos. El feto vive y se desarrolla durante nueve meses en líquido amniótico. Setenta por ciento del peso corporal se compone de agua. Sin agua, toda forma de vida está destinada a desaparecer al cabo de un tiempo.
El instinto lleva a los animales a buscar el agua tanto para saciar la sed, como para refrescarse y curarse.
Es sabido que el animal en libertad ha conservado un instinto que le permite gozar de una salud mejor que la del ser humano llamado civilizado que, al alejarse de la naturaleza, ha perdido gran parte de este instinto de autoconservación.
Por la formación académica del autor y la experiencia que tuvo en Francia, donde son numerosos los centros de curación termal específicamente para los problemas circulatorios, cabe mencionar la utilidad que esta terapéutica tiene en otras áreas de la medicina como reumatología, rehabilitación física, arteriopatías, entre otras.
En relación con los problemas venosos, las curaciones termales son particularmente eficaces en pacientes con secuelas posflebíticas y en aquéllos con flebitis recientes.
Las técnicas utilizadas son diferentes dependiendo de cada centro de atención; por lo general, la balneoterapia se usa con agua tibia entre 35 y 36º C, así como los aerobaños o duchas submarinas con baja presión. Estas curaciones permiten que el paciente conozca más acerca de la insuficiencia venosa, lo cual le permite mejorar también las otras situaciones de higiene venolinfáticas.
No hay una evaluación científicamente demostrada de los resultados de las terapias de dichos centros. Los mismos centros de baños termales efectúan encuestas y con seguridad todos los enfermos se sienten de alguna manera satisfechos de haber pasado unos días en lugares agradables para ellos.
Los baños termales no pueden aplicarse en todas las personas. Existen algunas contraindicaciones, por ejemplo, en quienes tienen enfermedades evolutivas como cáncer, cardiopatías, hipertensión arterial, así como en aquellos que padecen algunas afecciones de la sangre.
En relación con las várices, los baños termales no harán, bajo ninguna circunstancia, que desaparezcan. Por otro lado, mejoran de alguna manera las condiciones vasculares, pero las várices no desaparecen.
De modo invariable, en los centros de hidroterapia, donde se ocupan de mejorar la insuficiencia venosa de los pacientes, se agrega al tratamiento una dieta que favorezca el tránsito intestinal, contención elástica antes y después de las sesiones, ejercicios gimnásticos y masajes como los que enseguida se describen.
