Houses of the Holy

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¿Qué disco, ávido lector, dirías que es el más importante de la carrera de Led Zeppelin? Muchos dirán que el debut, porque al fin de al cabo es el debut de Led Zeppelin, su primera aportación a la historia de la música, y aparte de ser uno de los mejores primeros álbumes de la historia, creó la leyenda a partir de la que se hicieron grandes. Otros dirán su segunda, tercera o cuarta parte y otros dirán aquel doble álbum, “Physical Graffiti”, por ser probablemente el mejor álbum doble de la historia.

Pero sin embargo, el que escribe estas líneas siempre ha tenido una preferencia personal por otro álbum, que vendió tanto como los siguientes pero que no suele uno encontrarse en los puestos más altos de las listas de mejores álbumes (tanto de la banda como en general). En concreto se trata del  quinto álbum, “Houses of the Holy”, que probablemente marcó un enorme punto de inflexión de la banda, probablemente tan grande como el que marcó “Led Zeppelin III” o “Stairway to Heaven”.

¿Qué hace que “Houses of the Holy” sea considerado, al menos por mí, un álbum de este calibre? Varios factores influyen en el desarrollo del quinto disco de Led Zeppelin , el primero con un título “verdadero” y también el primero que de lanzó con más de un año de diferencia entre el anterior álbum y este. Esto no solo demuestra la ruptura de una tendencia histórica de la música en general, sino también de las individualidades de la banda, que eran capaces de crear un hype monstruoso a base de directos y sin perder seguidores. Pero en la época, solo Led Zeppelin podía permitírselo.

Historicamente, “Houses of the Holy” se encuentra enmarcado en el apogeo musical de los primeros años 70, una época de ruptura con los ya viejos 60 en los que Led Zeppelin jugaron, sino el papel más importante, un papel fundamental. Las bandas de singles murieron arrastradas por las ventas masivas de álbumes, en las que Led Zeppelin siempre reinaba, tanto en inimaginablemente altos pedidos por adelantado como en ventas de copias regulares. Así, junto con la negativa de la banda a lanzar singles, el éxito de Led Zeppelin y de la mayoría de bandas de la época se concentró en el lanzamiento de los LPs. Este fue la primera divergencia importante de la época en la que se lanzó el quinto álbum de la banda.

Dentro del contexto de la banda, indudablemente, Led Zeppelin se encontraba en su mejor momento artístico. “Led Zeppelin IV” había salido en 1971 y había sido la última bomba del rock, que denostada (como siempre) por los críticos, había encontrado un lugar en las estanterías de millones de fans. Su canción emblema, “Stairway to Heaven”, sonaba constantemente en la radio y los directos de la banda en 1971 y 1972, como diversas grabaciones oficiales y piratas atestiguan, son los mejores que la banda dio nunca.

En este estado, Led Zeppelin se adentró en el estudio en 1972 para darle forma a las ideas que la banda había desarrollado tras la gira del cuarto disco. La banda no descansaba y el ánimo estaba por los cielos, lo que dio lugar a unas sesiones del álbum más que fructíferas, donde incluso se grabaron varios descartes que posteriormente entrarían en “Physical Graffiti”, pero a los que llamar descarte sería, como poco, insultar a canciones tan buenas.

El disco, planeado para lanzarse en 1972, sufrió un retraso por las discusiones con la discográfica sobre la portada y la dificultad de su realización. Basada en la obra “Childhood’s End” de Arthur C. Clarke, la portada mostraba a un grupo de niños desnudos alcanzando la cima de un paisaje coloreado vivazmente, que daba un aire misterioso y colorido a la banda. Una vez más, el juego de Led Zeppelin con el aspecto visual del álbum fue más acertado, y este colorido misterio de la portada es también una referencia al sonido del álbum. Además, fue su único disco en contener las letras de las canciones.

Grabado en varios estudios, el sonido de los ingleses mutó de nuevo, llegando a un nuevo punto mucho más delante de donde “Led Zeppelin IV” había llegado. “Houses of the Holy”, es, sin duda, el disco más experimental de la banda, donde se abrieron a más sonidos y a nuevos instrumentos, y solo “In Through the Out Door” compitió en este aspecto con el quinto álbum del grupo, pero con un descenso de calidad notable. Led Zeppelin dejaron atrás su sonido basado en potentes riffs y blues para dar paso a unos nuevos Led Zeppelin, algo que se venía gestando desde tu tercer disco.

¿En qué se diferencia “Houses of the Holy” de sus obras anteriores? Para empezar, las psicodelia, siempre presente de mayor o menor medida en el sonido de Led Zeppelin jugó un papel mucho más importante en el sonido de la banda, e incluso elementos del rock progresivo influenciaron directamente en la banda. Al igual que en los directos, John Paul Jones tomó un papel mucho más decisivo en el álbum, aportando una variedad notable al conjunto del álbum.

La producción del disco también muestra el fin de una progresión empezada con “Led Zeppelin III”, más compleja y menos cruda que la de sus anteriores discos, sobre todo que la de sus dos primeros álbumes, que ya quedaban lejos en la historia de la banda. En el disco las capas de instrumentos son fundamentales, y hasta las canciones más duras, las que en directo se parecían más a sus primeras obras, están mucho más cuidadas y tratadas. Esto coincide con la búsqueda de Jimmy Page de un sonido casi orquestal, pero usando los elementos rockeros.

Esta búsqueda de un sonido por capas y lleno de armonías llevaría a la creación de las dos primeras canciones del álbum, “The Song Remains the Same” y “The Rain Song”. La primera es uno de los mejores experimentos de Jimmy con la guitarra, donde varios instrumentos solistas se cruzan entre sí, recordando a la época en la que Page y Jeff Beck compartieron instrumentos en los Yardbirds, pero con un estilo que no conservaba nada del R&B del exgrupo. “The Rain Song” es una de las mejores canciones del grupo y también una de sus mejores baladas, donde experimentaron con afinaciones alternativas y la introducción de un mellotrón para simular el sonido de una orquesta.

“Over the Hills and Far Away” continua el disco, con una intro que recuerda a la cara acústica de “Led Zeppelin III”, para luego romper, al estilo de “What Is And What Should Never Be”, pero sin perder en ningún momento el carácter folk de la canción. Después llega “The Crunge”, que muestra uno de los alejamientos de sonido más radicales de Led Zeppelin. En este caso el funk es el protagonista, y una base rítmica (demostrando la calidad de Jimmy Page a su instrumento) domina toda la canción al estilo de las actuaciones en directo del Padrino del Soul, el inigualable James Brown. Incluso Robert le imita al final de la canción ordenando a la banda que cambie al puente de la canción, para darse cuenta de que, efectivamente, no hay puente.

La cara b del disco se abre con “Dancing Days”, que si bien musicalmente recuerda a las canciones más duras de la banda, la presencia de arreglos de slide y de los pedales de efectos, junto al teclado, convierten a una buena canción de rock duro en un buen ejercicio psicodélico. Tras este tema, el siguiente corte demuestra otro alejamiento radical del sonido de Led Zeppelin. Se trata de “D’Yer Mak’er” (pronunciación inglesa de Jamaica), una canción puramente reggae donde una vez más se vuelve a demostrar la destreza de Page a la sección rítmica. Nunca Led Zeppelin fueron tan poco Led Zeppelin.

El protagonismo de John Paul Jones llega a su apogeo en la mejor canción que hizo para la banda. Oscura, psicodélica, misteriosa, tiene millones de adjetivos, porque “No Quarter” es una de las obras maestras de Led Zeppelin, donde Robert Plant canta como si estuviera llamándonos desde otro mundo y donde la combinación Jones/Page alcanza uno de sus puntos álgidos. El uso del wah continuo, los efectos de los sintetizadores y el piano hacen que esta canción sea, probablemente, la mejor del disco, y en niveles de misterio alcance a la mismísima “Stairway to Heaven”.

El disco acaba con la curiosa “The Ocean”, la cual es un canto de Robert Plant a sus fans. Originada como una canción típica de la banda, pronto despega cuando entran los coros al estilo soul que abundan en la canción. La sección vocal central es uno de los puntos álgidos del disco y la influencia de la música de los 50 también se hace notable en la coda final, lo que hace que el disco cierre de una forma inmejorable.

En estas ocho canciones, Led Zeppelin se alejó de sus influencias primigenias para convertirse en algo más, más grande, que consiguiera abrazar toda la música posible. “Houses of the Holy” es un disco lleno de homenajes música, como “The Song Remains the Same” atestigua en sus versos. En él encontramos  músicas de distintas partes del globo, dedicatorias a sus fans, a la historia de la música en general y a los sentimientos que nos inspiran para escribir.

No solo de las sesiones salieron las canciones del álbum. En estas se registraron otras cuatro canciones: la acústica “Black Country Woman” y las duras “The Rover” y “Houses of the Holy”, que acabarían en “Physical Graffiti”, la siguiente y última obra maestra del cuarteto. Finalmente, la pista instrumental de “Walter’s Walk” fue registrada en esta sesión, que junto a una grabación de Robert posterior fue publicada en “Coda”, último álbum oficial de la banda.

Con este disco Led Zeppelin cerraron una puerta en su música, se convirtieron en más grandes y pavimentaron el camino para la entrada de lleno en el Olimpo de la música rock. El tour fue todo un éxito y se grabaron las tres últimas noches del mismo en el Madison Square Garden para la realización de una película, que si bien se afirma que es un directo flojo, podemos ver al grupo en un estado de forma brutal. Porque Led Zeppelin incluso en sus momentos más bajos eran los mejores.

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