Las venas: clasificación

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Resúmen

La función de las venas es regresar al corazón la sangre que ha sido utilizada por los diferentes órganos del cuerpo. Esta sangre tiene escaso oxígeno, ya que éste ha sido utilizado por los órganos para su función y el oxígeno, como se sabe, es indispensable para la vida.

Una vez que la sangre ha llegado al corazón, la envía a los pulmones donde se recarga de oxígeno nuevamente, aportado por efecto de la respiración.

Así, el ciclo maravilloso de la vida continúa. El ser humano cuenta con dos sistemas venosos:

  • Uno profundo que no se puede ver, ya que se encuentra al interior de los músculos.
  • Otro superficial que se halla justo por debajo de la piel.

Al nivel de miembros inferiores, el sistema profundo es el más importante y drena 90% de la sangre. El sistema superficial recolecta el 10% restante y está constituido por dos venas.

  • La vena safena interna, que se inicia prácticamente en la parte interna del tobillo, continúa por la parte interna de la pierna y el muslo y termina en el pliegue inguinal.
  • La vena safena externa, la cual comienza por la parte posterior del maléolo externo, se sigue hacia arriba acompañando el tendón de Aquiles y termina por detrás de la rodilla en el hueco poplíteo.

Estas venas no son independientes ya que se comunican entre sí y con el sistema venoso profundo gracias a venas comunicantes y perforantes. La sangre venosa de los miembros inferiores recorre un largo camino antes de llegar al corazón.

En efecto, en el inicio de la humanidad, Homo sapiens, como los animales, se desplazaba en cuatro “patas”, pero al paso de miles de años comenzó a mantenerse de pie y su organismo tuvo que adaptarse a esta nueva postura con algunos efectos inconvenientes. Las venas son conductos que se contraen muy poco y esta posición de pie complicó la situación.

Por fortuna, las contracciones musculares son el elemento más importante que hace avanzar la sangre hacia el corazón una vez iniciada la marcha; de ello es posible deducir la importancia que este ejercicio tiene, así como el poseer una buena musculatura en esas regiones.

La parte interna de la vena que está en contacto con la sangre no es completamente lisa, cada 2 o 3 cm se encuentra un pequeño pliegue en forma de cúpula llamada válvula, hecho que permite la abertura cuando la sangre circula en sentido normal y el cierre en caso de que la sangre pretenda circular a contracorriente.

Cuando el flujo de sangre se lentifica y se genera un estancamiento dentro de la vena, las válvulas luchan para conservar su posición normal. Estas válvulas desempeñan una función muy importante en la circulación venosa y, cuando éstas no funcionan de manera adecuada, se produce también aparición de várices.

Las causas de las várices son muy diversas, las cuales incluyen una alteración de la pared venosa, número insuficiente de válvulas, presión exagerada al interior de las venas y algunas otras anomalías desconocidas. Todas estas causas tienen poca relevancia comparadas con las de la herencia; de ahí la importancia de considerar si algún miembro de la familia es portador de cierto grado de insuficiencia venosa.

Conocer el tipo de várices es importante para tener una idea más clara de cuál es, hoy por hoy, el mejor de los tratamientos.

  • Las várices esenciales, dependientes de una incontinencia de las válvulas de la safena interna o externa, afectan un territorio preciso; por ejemplo, la cara interna del muslo y la pierna y, en esta última, es posible encontrar abultamientos de la vena safena interna a manera de fruta de tamarindo o en forma de maní (cacahuate).También puede afectarse la safena externa y la dilatación venosa se manifestaría por detrás de rodilla y pierna también con várices abultadas. La intervención quirúrgica (microcirugía) en combinación con escleroterapia, durante la misma operación quirúrgica o después de ella, constituye el tratamiento adecuado y se han obtenido buenos resultados.
  • Las várices difusas, diseminadas sobre uno o los dos miembros inferiores, con continencia de las válvulas de las safenas internas o externas, se tratan con contención elástica y escleroterapia.
  • Las várices aisladas, sobre una sola extremidad por fuera de los trayectos venosos de las safenas internas y externas, deben tratarse con escleroterapia, láser o luz intensa pulsada (la cual se describirá más adelante).
  • Las varicosidades, telangiectasias, “arañitas” o várices internas que se encuentran justo por debajo de la piel, sobre todo al nivel de tobillo y parte interna de pierna y muslo, pueden ser tratadas con escleroterapia (microsclerosis) o láser o ambos.

Hay otros tipos de várices que constituyen sólo 5 por ciento de los pacientes que consultan por este problema y son: várices consecutivas a una trombosis venosa profunda, várices debidas a fístulas arteriovenosas y várices por malformaciones congénitas o hemangiomas.

El diagnóstico es más elaborado, y la clasificación y el tratamiento de estas anomalías son mucho más complejos.

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