El lupus es una enfermedad autoinmune crónica que provoca fatiga, dolor muscular, rigidez en las articulaciones, dolor de cabeza, fiebre y erupciones. Se trata de una patología que se desarrolla de forma muy diferente según la persona que la padezca.
Aunque no hay un tratamiento concreto para el lupus porque lo que se hace es tratar de paliar sus efectos secundarios, los médicos recomiendan que los pacientes de lupus ayuden a su cuerpo a estar mejor a través del ejercicio.
La práctica de deporte depende de cada persona y de cómo se encuentre, además de que siempre debe ser examinada por un médico para poder seguir al pie de la letra sus consejos personalizados para cada paciente.
¿Cuáles son los beneficios del ejercicio para un paciente de lupus?
- Mejorar la rigidez de músculos y articulaciones
- Aumentar la capacidad de movimiento
- Mejorar el estado de ánimo
- Reducir el estrés
- Aumentar la fuerza de los músculos
- Prevenir la osteoporosis
- Controlar el aumento del peso
- Reducir la fatiga
- Controlar efectos secundarios de ciertos medicamentos
¿Cómo debe hacer ejercicio un paciente con lupus?
Lo más importante es hablar con el médico para poder buscar la mejor alternativa de ejercicio posible. Cada paciente es distinto y tolera el deporte de forma diferente, por lo que lo mejor es estudiar con el médico la opción más saludable y recomendable posible.
No hay que agobiarse intentando llegar al máximo el primer día. Es preferible relajarse y disfrutar de hacer deporte, poco a poco, sin más preocupaciones. Lo importante es la moderación y la constancia.
El ejercicio no debe llevar a la extenuación, ya que sería contraproducente para el paciente de lupus. Para poder hacer deporte sin llegar a estos extremos, debemos elegir prácticas de bajo impacto, como nadar, andar o hacer yoga.
Si alguien quiere correr, hacer ejercicio aeróbico potente o levantar pesas, es mejor que lo consulte con el médico antes de poder hacer algo que sea contraproducente.
Otra de las claves es conocer el cuerpo y no llevarlo al límite. Si nos hemos animado a nadar, pero vemos que nos estamos cansando demasiado, es preferible parar y descansar e incluso, dejar de hacer ejercicio, antes de forzar y estar después varios días muy mal.
Pero volvemos al principio. Siempre hay que hablar con el médico para tratar de encontrar la solución más adecuada, siempre personalizada a nuestras necesidades y a fuerzas, que pueden variar no solo de día en día, sino de hora en hora.