Usando la lejía con cuidado

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Nos gustaría aprovechar las próximas líneas para explicar cómo hay que usar la lejía para no sufrir problemas de intoxicación en las labores domésticas.

Hay que recordar que la lejía es una sustancia cuyo olor es fuerte e intenso. Aunque no es tan agudo como el del amoniaco, puede ser molesto. Por suerte, cada vez encontramos más productos comerciales que mezclan la lejía (su potencia limpiadora) y otras sustancias para que el aroma sea más suave.

Nos gustaría señalar que este desagradable olor no es el único aspecto con el que debemos tener cuidado cuando se usa la lejía. Hay que saber utilizarla con cuidado y medida, puesto que puede resultar dañina para la salud en dosis elevadas y acarrear distintos problemas respiratorios no alérgicos.

Según un estudio que trataba dichos riesgos, este producto proporciona una sensibilidad inferior a los alérgenos. Aunque ofrece protección frente a las alergias, puede, no obstante, causar problemas no alérgicos. De todas formas, los autores de la investigación señalaron que son necesarias más evidencias para confirmar este aspecto.

Te aconsejamos que uses la lejía con mesura: utilízala con menos frecuencia y solamente para labores domésticas en las que otros productos menos abrasivos no resulten eficaces. Cuando la emplees, es importante que te acuerdes de ventilar la estancia.

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