Para mucha gente ser chef es hacer parte de un mundo donde los mejores manjares, los sabores más exquisitos y la gastronomía más creativa te abren las puertas del éxito. Sin embargo, no todos logran llegar a ese exclusivo círculo de señores con batas blancas y sombreros divertidos pero con fama internacional.
Para ser chef, no sólo hace falta talento, sino mucho trabajo y haber pasado por todas y cada una de las categorías profesionales que forman el equipo, desde marmitón –que hace los trabajos más humildes en la cocina – hasta segundo chef, pasando por pinche, ayudante de cocina, cocinero y jefe de partida. Así que, para empezar, el glamour no se tiene, se logra con tiempo y a base de mucho esfuerzo.
Además, una de las características de un buen chef es estar al corriente de todas las novedades que le puedan ser útiles en su trabajo. De ese modo, un buen chef pasa tanto tiempo dentro como fuera de la cocina. Invierte muchas horas en investigar. Está en los mercados, en busca de productos, olores y sabores nuevos. Estudia nuevas técnicas y la manera de introducirlas en sus creaciones. Viaja, lee, estudia, hace cursos, invierte constantemente en mantenerse actualizado y al corriente de las innovaciones del mercado. De lo contrario, por mucho talento que se tenga, sin la formación e información adecuadas, es imposible competir en el exclusivo mundo de la alta gastronomía.
