En caso de aparecer problemas relacionados con el peso en nuestros hijos, se debe actuar no como si el niño estuviera enfermo y haciendo reproches o comentarios acerca de su aspecto físico, sino como una oportunidad para aprender toda la familia a comer mejor y a adquirir hábitos alimentarios saludables. De este modo, el niño verá que no está solo en el proceso, sino que su familia muestra interés en apoyarlo, así como motivación para mejorar también ellos mismos.
Es necesario que entiendan que adquirir hábitos saludables desde su infancia puede evitar problemas en la edad adulta. Para ello, debemos limitar las distracciones a la hora de la comida, no decir “esto no me gusta”, porque el niño verá que él también puede hacerlo, y sobre todo mantener un ambiente tranquilo, evitando los reproches. La presentación de los platos debe ser agradable, presentando un mismo alimento cocinado cada vez de diferente manera, y ayudar a los niños a que comprendan el valor nutricional de los alimentos y la importancia que ello tiene. Podemos motivarlos haciendo que participen en la compra, explicándoles el por qué debemos elegir unos alimentos con preferencia sobre otros, así como participar en la elaboración y preparación de ellos.
Para evitar la monotonía y que el niño se canse es importante que conozca las recomendaciones básicas en cuanto a raciones y frecuencias de consumo de los distintos grupos de alimentos, con el objetivo de que pueda participar en la compra y planificación de las comidas en casa.
