Beneficios de la meditación

Must Try

En la sociedad actual nos hemos acostumbrado a la acción. Hacer, hacer, hacer, hemos dejado de ser, de sentir, de mirar en nuestro interior, somos lo que hacemos.  Esperamos siempre, que venga de fuera lo que nos creará el sentimiento de bienestar que necesitamos, pero … ¿y si ponemos la energía en mirar hacia dentro y aprender a nutrir nuestro ser?

Igual que nos tomamos tiempo en comer, y cuidar de nuestro cuerpo, la mayoría de las veces, únicamente por fuera, ¿por qué no también alimentar nuestra mente para que cree pensamientos positivos que nos produzcan sentimientos de bienestar?

Las prisas, y los continuos estímulos que proceden del exterior, nos distraen y nos quitan energía. Si reservamos unos minutos al día para meditar, obtendremos beneficios, a nivel cognitivo y psicológico.

Con la meditación, conseguimos silenciar y tranquilizar la mente, aumentar la concentración, y acallar las rumiaciones y los pensamientos recurrentes, que distraen nuestra atención y energía constantemente.  Los beneficios de la meditación se han comprobado científicamente.

Estudios

Hace ya unos años, un equipo de psiquiatras del hospital general de Massachusetts, llevó a cabo un estudio que demostró los efectos positivos de la meditación en nuestra mente. Las conclusiones están publicadas en “Psychiatry Research”. Referían, que seguir un programa de meditación de 8 semanas, puede provocar cambios positivos en las regiones cerebrales que están relacionadas con la memoria, la autoconciencia, la empatía y el estrés. Estos beneficios pueden perdurar en el tiempo.

La meditación nos da la experiencia de calma y concentración fundamentales para construir la autoestima y afianzar la confianza en uno mismo y en los demás.

Nos cuesta meditar, ya que nos hemos habituado a la acción, a no parar, a no dejarnos sentir. Tememos sentir, ya que las emociones a veces nos desbordan y no sabemos manejarlas. Nos decimos que no tenemos tiempo para meditar, que es muy espiritual, que no sabemos hacerlo, no encontramos el valor para estar un rato en silencio y meditar.

La meditación se puede hacer de forma individual, en un lugar en el que encontremos calma, o se puede hacer en grupo, incluso con los ojos abiertos. Se puede buscar una persona que nos guíe o un audio que nos lo facilite, principalmente al principio, ya que probablemente nos sabotearemos hasta el punto de sentir que hemos fracasado en el intento. Incluso así hay que continuar.

Es cuestión de práctica, de constancia, de paciencia, poco a poco, sentiremos los beneficios de la meditación.

Algunos de los sabotajes que nos hacemos:

  • enredarnos en preocupaciones del pasado, del presente y del futuro,
  • anticiparnos,
  • juzgar,
  • criticar,
  • culparnos o culpar a los demás,
  • ser catastrofistas.

Nos asaltarán las dudas, nos molestarán los ruidos. Si se cuela alguna preocupación, un consejo es que lo observes y lo dejes pasar, y vuelvas a concentrarte en la respiración.

Visualizar te ayudará a vencer a los “saboteadores”. Visualizar es crear imágenes positivas.

El cerebro no distingue entre ficción y realidad y te pongo un ejemplo: cuando una película te emociona, eres capaz de llorar, de sentirte triste, a pesar de saber que es ficción. Así también eres capaz de sentir miedo o alegría, o creer que eres capaz de comerte el mundo, viendo por ejemplo “Intocable”.

Lo mismo pasa cuando visualizamos imágenes o experiencias vividas o no, que nos han causado o nos causan emociones positivas.

Ayudamos al cerebro a enfocarse en lo positivo, e incluso a retrasar la pérdida de células cerebrales.

También puedes escribir afirmaciones sobre lo que te hace sentir bien: “creo en mí”, “soy capaz”, “soy libre para decidir que quiero sentirme bien” … etc., puedes meditar sobre ellas.

¡Empieza a meditar!

Encuentra un lugar tranquilo y acogedor, ponte una música relajante, suave, una luz tenue y crea el ambiente adecuado para ti. En casa o en tu lugar de trabajo. Junto a un parque por el que pasas todos los días … etc.

Al inicio es importante que siempre sea en el mismo sitio. Siéntate de forma cómoda e intenta que la espalda esté recta y relajada. Localiza las tensiones, e intenta encontrar una postura de relax.

Respira hondo, intentando hacer una respiración abdominal profunda y fija la mirada en un punto, puede ser una vela, por ejemplo. Puedes cerrar los ojos para que descanse tu cabeza, si no te vas a dormir.

El sueño es positivo y reparador, pero se trata de observar los juicios, los pensamientos, las críticas, aprender a dejarlas pasar y que esos pensamientos no aniden en nuestra cabeza y nos hagan evadirnos de lo que somos, de lo que sentimos. Se trata de tomar conciencia y encontrar la calma.

Cuando el cerebro pasa de crear ondas Beta, las ondas asociadas a los pensamientos recurrentes, la acción, las preocupaciones, el estado de alerta … etc., a crear ondas Alpha, ondas asociadas con la calma y la relajación, este tiende a dormirse. Las ondas Alpha, regeneran el sistema nervioso, inmunitario y hormonal.

Después de este apunte, ¡sigamos!

Intenta apartar la mente de distracciones, y dirige tu atención al interior del entrecejo. Crea pensamientos alegres, imágenes positivas, experiencias agradables. Observa y reconoce los buenos sentimientos que surgen. Visualízate siendo así en tu día a día. Si te distraes vuelve a tu respiración y una vez que encuentres la serenidad, vuelve a visualizar.

Mantén al final unos minutos los ojos cerrados para que tu cabeza aumente su estado de tranquilidad y descanso.

Este sería un ejemplo de meditación. Busca el que se adapte más a ti y te resulte más cómodo. Se trata de buscar un espacio todos los días, puedes empezar incluso 5 minutos al día y después ir ampliándolo.

Lo importante es que tengas en cuenta que vale la pena, que es beneficioso para ti y que, aunque creas que no tienes tiempo para ello, pienses que a veces tenemos fuertes resistencias a todo lo que pensamos que puede producir cambio en nosotros y es cuando aparecen los sabotajes.

A veces estamos minutos y horas con las redes sociales, el móvil, la tv. Si cerramos los ojos y observamos lo que sentimos, tras apagar los dispositivos, serán muchas las ocasiones en las que reconozcamos la ansiedad, la tristeza, la angustia, la preocupación, el miedo. Aun así, no hay día que de una manera o de otra, le dediquemos ese tiempo que decimos no tener a algo que no siempre nos hace sentir bien.

¿Y si para variar, lo intentamos con la meditación? …

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