Intervención psicológica en adultos

Must Try

Desde niños, vamos adquiriendo recursos a través de las experiencias vividas, que nos ayudan a superar los problemas que se presentan en nuestro día a día. Pero en determinadas ocasiones, ya sea por las situaciones que nos toca afrontar, o bien por nuestro estado anímico, es necesaria la ayuda de un profesional que nos facilite los recursos necesarios para superar los problemas y seguir adelante con nuestro desarrollo emocional, conductual y/o psicofisiológico.

La intervención psicológica en adultos se realiza principalmente en:

Trastornos de ansiedad

La ansiedad es una emoción que experimenta todo ser humano. Se da una respuesta de ansiedad ante una situación percibida como peligrosa (huida o lucha), la cual es adaptativa ya que nos ayuda frente a esas situaciones, en el caso de que sean reales.

El problema se manifiesta cuando la persona percibe como estímulos peligrosos los que no los son, generando en ella malestar y dificultad para conseguir un normal funcionamiento. Algunas de las respuestas que pueden aparecer entonces serían:

  • A nivel fisiológico: palpitación, tensión alta, calor, respiración rápida, opresión torácica, náuseas, molestias digestivas, tensión muscular, temblor, dolor de cabeza, sequedad de boca, sudoración excesiva, mareos.
  • A nivel cognitivo (pensamiento): inseguridad, temor, pensamientos negativos (incapacidad), anticipación de peligro, dificultad de concentración, dificultad para la toma de decisiones, sensación general de desorganización o pérdida de control sobre el ambiente.
  • A nivel conductual (motor): hiperactividad/paralización motora, movimientos torpes, tartamudeo, conductas de evitación.

Dentro de los trastornos de Ansiedad que más comúnmente aparecen tendríamos:

  • Fobias específicas
  • Trastorno de pánico con/sin agorafobia
  • Agorafobia sin historia de trastorno de pánico
  • Trastorno por ansiedad generalizada
  • Trastorno obsesivo-compulsivo
  • Trastorno por estrés postraumático, etc.

Depresión

La Depresión, la tristeza, y el bajo estado de ánimo son reacciones normales utilizadas por el organismo para controlar sus recursos ante situaciones percibidas como incontrolables.

Se considera una reacción patológica cuando dicha tristeza se convierte en: bajo estado de ánimo de manera persistente durante la mayor parte del día, o una pérdida de interés o placer en todas o casi todas las actividades, acompañado de algunos de los siguientes síntomas casi todos los días:

  • Pérdida o aumento de peso importante
  • Aumento o disminución de apetito
  • Insomnio o hipersomnia
  • Agitación o enlentecimiento psicomotor
  • Sensación de fatiga
  • Sentimiento de inutilidad o culpabilidad
  • Dificultades de concentración
  • Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio

Habilidades sociales y asertividad

Las habilidades sociales y sobre todo la asertividad, son necesarias para desenvolvernos de manera adecuada y adaptativa en nuestra sociedad. Es lógico pensar que los conflictos diarios son fruto de la relación con personas que tienen distintas formas de pensar, sentir o actuar que las nuestras. Dichos conflictos nos ayudarían en nuestro desarrollo personal si somos capaces de gestionarlos de manera adecuada, y aquí es donde tiene cabida el entrenamiento en Habilidades Sociales, en aras de conseguir controlar emociones como la frustración o insatisfacción, que pueden surgir debido a una falta de desarrollo de dichas habilidades.

Existen tres estilos de conducta: Inhibido, Asertivo y Agresivo. Es importante conseguir actuar en la mayoría de situaciones posibles de manera asertiva, ya que eso nos ayuda a conseguir el equilibrio necesario en nuestras emociones y nos aporta seguridad y tranquilidad.

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