La televisión es el medio de comunicación por excelencia de nuestra sociedad actual, todo y que Internet, en estas últimas décadas, está tenido cada vez más relevancia.
Actualmente la televisión cuenta con muchos canales, los cuales presentan una gran parrilla de programas donde se nos ofrecen diferentes posibilidades en función de la finalidad que pretenda el programa: informar, transmitir, educar o entretener.
Sin embargo, en los últimos años, la demanda actual televisiva tiende hacia un tipo de programación que ofrece únicamente entretenimiento y espectáculo, por lo que se producen programas que van dirigidos a niños y jóvenes, y esto es debido a que son unos grandes consumidores de este medio.
Entre este tipo de programas de televisión se encuentra “Mujeres y Hombres y viceversa”… un programa de citas en el que un hombre o una mujer suben a un trono y eligen quien ha sido la persona que se ha esforzado más en conquistarlo.
No había tenido ocasión de ver este programa de televisión y realmente me sorprendió conocer que lleva en funcionamiento desde el año 2008. Un programa que cuenta con un consolidado público mayoritariamente adolescente, un segmento de población bastante vulnerable.
Sinceramente, este programa está alejado completamente de nuestra realidad social: chicos y chicas supermodelos desfilan por el programa como si fueran extraídos de un catálogo. A los “pretendientes/as” se les coloca delante del o la “tronista” como si fueran meros objetos en un escaparate, como si fueran productos que pueden ser probados, tocados. Si al tronista le interesa, el pretendiente/a se las tiene que ingeniar para hacer todas las artimañanas posibles y mantenerse en el programa para conquistarlo, sometiéndose en muchas ocasiones a cualquier tipo de petición por parte del “tronista”, público o colaborador, aunque ésta sea humillante.
En caso de ser rechazado, simplemente se le expulsa del programa como si fuera un objeto sin valor, y el programa se encarga de buscar a nuevas personas, como si de objetos se tratase, para que sean sometidas nuevamente al mismo procedimiento, y de esta forma que el espectáculo continúe.
¿Cómo podemos definir a este tipo de programa en el que están utilizando a las personas de esta manera? ¿Qué nos puede aportar en nuestro desarrollo personal escuchar frases como…
– A ella le faltaba la entrepierna
– Mira, si te quieres ganar a Elena, así no, yo que tú le comía toa la boca…”
– Si bailas la danza del vientre… con eso, los tíos se ponen palotes, palotes…”
¿Por qué principios se rigen estas personas? ¿Qué pretenden transmitir con sus comportamientos? ¿Dónde está su identidad personal, su integridad personal? Considero que son personas totalmente alienadas, manipuladas, tienen una visión de la vida muy reduccionista, el único objetivo en sus vidas,es la fama, su desarrollo personal se reduce únicamente a conseguir fama, a darse a conocer en televisión… priorizan su enriquecimiento económico y dejan atrás su enriquecimiento personal. ¿No son conscientes de que esta fama les está costando perder su propia dignidad? Todo ser humano tiene un valor superior, es el valor de la dignidad, un valor que no puede ser manipulable.
Es necesario reflexionar ante este tipo de programas que nos bombardean continuamente en la mayoría de canales televisivos: programas como Gran Hermano, Sálvame, El juego de tu vida, reducen a las personas a sus cualidades más objetivas, sin preservar su intimidad, sin proteger su dimensión más importante: La dignidad, olvidando la belleza de los valores morales, la belleza de la riqueza personal, y de la esencia del ser humano.
Estas personas nos están ofreciendo una mera información sobre ellos mismos superficial, nula e irrelevante, que no nos aporta nada que nos pueda enriquecer, poco vinculos podemos establecer y poco podemos aprender de ellas.
Este tipo de programas nos presentan a las personas como objetos, no como lo que realmente somos, seres humanos, pues tenemos un valor mucho más profundo, que no puede ser manipulado como si se tratase de objetos.
En oposición a este tipo de programas, podemos encontrar una oferta no tan amplia, pero que, sin embargo, es una televisión que transmite, que informa, que posibilita el encuentro con uno mismo y con los demás, que posibilita la reflexión, que posibilita el aprendizaje, y sobre todo, que proporciona experiencias estéticas de arte y belleza consideradas tan necesarias para el desarrollo íntegro de la persona, experiencias que forman parte esencial del individuo, para enriquecernos y mirar de una forma más profunda la realidad que nos envuelve.
Para esta actividad he rescatado un documental llamado “Las locuras de Don Quijote” que fue emitido en el año 2010, y que afortunadamente podemos encontrarlo en la página web de Radio Televisión Española, llamado “Televisión a la carta”.
El documental narra la vida de Don Quijote de la mano de Miguel de Cervantes. A través de esta producción que mezcla ficción y documental, Don Miguel de Cervantes hace un análisis de su obra, describiendo a sus personajes y permitiendo la posibilidad de mirar la realidad de su tiempo a través de su gran obra literaria.
El Quijote es un fiel reflejo del momento histórico al que pertenece, en el que Cervantes utilizó la locura de “Don Quijote” como un canal de liberalización del pensamiento humano.
La universalidad de la obra ha sido fruto de los elementos literarios que se han ido mezclando: elementos históricos, filosóficos y estéticos que no han dejado indiferente al lector, elementos que se reflejan fielmente en el documental televisivo, pues durante su visualización no deja de producir sensaciones y pensamientos contradictorios: coraje y dudas, sonrisas y lagrimas, rabia y compasión… el documental nos atrapa entre la realidad y la magia de la historia, nos produce un placer que sobrepasa una dimensión objetiva y superficial, elevándonos hacia una dimensión mucho más profunda, aquella dimensión donde encontramos las realidades más profundas de la existencia, aquellas que nos hace ser mejor personas.
Podemos apreciar la realidad física de la lectura con el ámbito de los personajes de Quijote y Sancho Panza. Nos permite enriquecernos a través de las relaciones que van estableciendo con el entorno, a través del encuentro y la comunicación continua, nos ayuda a apreciar el calor y la sincera amistad que se ha ido forjando entre Don Quijote y Sancho Panza, una amistad entrañable que perfectamente se puede interpretar a través de las palabras que tiene el Hidalgo para su amigo Sancho en su lecho de muerte:
“…y si estando loco fui parte para darle gobierno de la ínsula, estando cuerdo si pudiera le daría el de todo un reino. Porque la sencillez de su condición y fidelidad de su trato lo merece”
El documental nos aleja de los aspectos básicos de la vida, intensifica nuestra experiencia vital, nos hace plantearnos y reflexionar sobre si en nuestra vida real somos Quijotes, enfrentándonos a los gigantes que la vida nos pone en el camino.
El programa analizado “Mujeres, hombres y viceversa” es un programa de valores inexistentes pretende transmitirnos la superficialidad, la frivolidad, la destrucción total de la dignidad de la persona, la humillación y la falta de sentido común. Es un programa donde todo se convierte en una farsa, donde la propia presentadora y sus colaboradores “expertos” se someten también a las indicaciones de un guión que pretende ganar audiencia a pesar de destruir la personalidad de cada uno de las personas.
La finalidad del programa es la manipulación y dominación de las personas como si de objetos de entretenimiento se tratase.
Mientras que el documental propuesto, sus finalidades son otras, pretenden desarrollar en las personas el valor de la belleza, la sensibilidad, el respeto,la liberación del pensamiento, nos transmiten valores como la empatía, ayudándonos en nuestro desarrollo personal, a crecer como personas, a vincularnos con las realidades más profundas de la vida, como la verdad, la belleza, el amor, …
A través del encuentro que experimentamos con la obra de Cervantes se nos invita a enriquecernos, a elevarnos hacia el pensamiento creativo, fomentando nuestra libertad pensativa, dándole un sentido más transcendente a nuestra vida, para enriquecerla, para lograr un equilibrio entre la razón y la emoción.
Como bien se nos indica en la asignatura Educación para el arte y la belleza, el arte es la plasmación de los ámbitos de la vida humana, el amor, la alegría, el dolor, es el canal para transmitirlos, por eso mismo, a través del arte podemos tener experiencias que promuevan la reflexión, que estimulen nuestra capacidad de interpretación y desarrolle nuestro pensamiento creativo.
Cuando nos planteamos si la televisión educa o maleduca, considero que es un medio muy potente para poder llevar a cabo ambos aspectos, pues a través de la televisión se nos transmiten ideas, convicciones, imágenes… que nos influyen para bien o para mal, tanto en nuestro lenguaje, como en nuestra forma de pensar y de comunicarnos, así como en el desarrollo de nuestra personalidad. Y es que sinceramente, en la mayoría de ocasiones se toma como referencia lo que vemos en la televisión.
Debemos tener en cuenta que la televisión ha creado una cultura social e influye en ésta. Por este motivo, debemos proteger a toda costa a nuestro sector más vulnerable, a los niños y adolescentes que pueden verse influídos por la irrealidad que presenta este tipo de “shows”, pues la televisión, lo enseña todo, sin respetar los valores y la dignidad de los seres humanos. Debemos propiciarles encuentros con el arte, que conozcan el sentido del arte y su belleza, que conozcan su significado más puro, proporcionándoles así experiencias inolvidables que enriquezcan su vida personal.
Pero no debemos olvidar que aunque la TV puede presentar distintos tipos de contenido y no tiene porque ser negativo para los niños y adolescentes. Es su uso lo que puede perjudicar en la educación.
Desde la escuela debemos salvar la individualidad personal. Enseñarles a diferenciar la ficción de la realidad. Fomentar el espíritu crítico para no dejarnos influenciar por la superficialidad.