El algoritmo que detecta el dolor real vs fingido

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¿Quién no ha fingido algún dolor de barriga para no ir al cole? ¿O un dolor de cabeza como si tuviéramos fiebre? ¿O incluso una gastroenteritis después de un fin de semana para no trabajar un lunes? Cuando éramos pequeños y no queríamos ir a la escuela, intentábamos hacer la mejor interpretación posible para conseguir que nuestros padres nos dijeran el tan esperado: tranquilo/a quédate en casa y descansa. Y ahí empezaba la fiesta: juegos, videoconsolas, tele, todo el día en pijama,… ¡Felicidad máxima!

Siempre ha permanecido el eterno dilema sobre cómo saber si realmente es enfermedad, es cuento, si le duele tanto como dice si está fingiendo. Pero ahora, gracias a las nuevas tecnologías, cada vez resulta menos complicado encontrar respuesta a estas preguntas. Y a partir de aquí, con la información obtenida, se puede determinar el tratamiento más adecuado para los pacientes, si es que lo necesitan.

Científicos de la Universidad de California han desarrollado el algoritmo FACS (Facial Action Coding System) que permite conocer si las quejas son reales o fingidas. El sistema funciona a través de una cámara de vídeo que enfoca la cara del paciente y será capaz de identificar 46 movimientos faciales diferentes y puntuarlos según el nivel de dolor. El punto más positivo es el hecho de poder monitorizar al paciente segundo a segundo y así registrará gran información de valor para que los médicos puedan examinarla.

Se han realizado las primeras pruebas en pacientes con apendicitis de entre 5 y 18 años monitorizando su evolución. El sistema grabó sus caras en distintas fases, desde 24 horas después de la operación quirúrgica, un día después de la sesión y cuatro semanas después de la intervención. Se pedía a los pacientes que explicaran qué nivel de dolor sentían para tenerlo como referencia, asimismo se preguntó a los enfermeros y a los familiares que dieran su opinión según lo que creían al estar próximos al paciente. En la mayor parte de los casos coincidían todos más o menos con la intensidad del dolor y lo que reflejaba el aparato tecnológico.

Seguiremos atentos a estas evoluciones tecnológicas en salud y os informaremos próximamente. ¿Qué opináis vosotros? ¿Conocéis otros sistemas que ayuden a monitorizar con detalle los procesos sanitarios?

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